miércoles, 4 de noviembre de 2009

Con 103 años murió el último superviviente de la Generación del 27


Antes de que su voz se apagara, y mientras acariciaba la mano de su amada Carolyn Richmond, ya sin la mascarilla de oxígeno, Francisco Ayala habría de recordar gratamente sus paseos por las orillas del Sena y del Támesis, su gesta cruzando el Moldava, navegando en el Danubio, deteniéndose en éxtasis sobre un puente del Tíber, recorriendo arriba y abajo el Nilo, recreando la vista con las estampas románticas del Paraná, demorándose en la meditación ante las venas de la antigua y fabulosa Mesopotamia y habitando junto al laborioso Hudson la isla de Manhattan, pero con eso y todo el Río de La Plata es el que más profundas resonancias despertó en su alma. Él, como los ríos, desembocó en la mar y a sus 103 años descansó para los siglos el último superviviente de la Generación del 27.
Gracias por tu obra que nos quedas.

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