domingo, 8 de febrero de 2009

Quién te jizo carbonero


Cuentan los mayores del lugar que Luis Chamizo tenía un don especial para componer versos. De cualquier cosa, aventura, experiencia, anécdota... sacaba una poesía. Su vena poética le vino de los Trigueros, de su madre Asunción Trigueros Bravo. Por cierto, que todavía no sabemos con seguridad si su apellido segundo (el de su madre) es con "s" o sin ella.
En uno de los documentos que conservamos en nuestra sede, una entrevista que mantuvimos en 1984 con Demetrio Barrero, éste nos contó muchas aventuras y anécdotas del poeta cuando visitaba la finca de Valdelapeña. Chamizo la frecuentaba los domingos que solía escuchar misa en el Oratorio adosado a la casa. Cuenta Barrero, que al poeta le solía afeitar un operario de la finca llamado José. Y cuando acababa el afeitijo, Chamizo le decía:
- José, algún día te voy hacer una poesía.
- No, no, don Luis, que no quiero que me saque usted en los papeleh, respondía José.
Un día se reventó una carbonera y José con todas las manos negras recibió a Chamizo que estaba deseoso le afeitara.
- Don Luis, hoy no, que mire como vengo por una carbonera que se ha reventado esta noche.
- Da igual, no te preocupes, afeite que traigo barbas de seis días.
- Pero don Luis, que mire como traigo las manos.
- Que me afeites José, da lo mismo como las tengas, coge la navaja y afeita como tú sabes.
José cogió la navaja como de costumbre y afeitó al poeta. Al final, éste pasó la mano por su cara y dijo:
- Cómo me has dejao, qué maravilla... ¡Te haré una poesía!
Y le compuso el siguiente poema que no aparece en ninguno de sus poemarios, pero sí en el prólogo de Enrique Segura en las Obras Completas de Luis Chamizo, cuya portada aparace una imagen de Victorio Macho:

Quién te jizo carbonero
de estas guapas carboneras,
si aunque tú mismo no quieras
tienes planta de barbero.
Con la gorra o el sombrero
sandunguero y bien plantao
tienes al amo chalao
y atontao al manijero.
Y tiene tanto que ver
tu garbo en el afeitijo
que el señor cura de fijo
ha de decirte: ¡José!
Tú eres una maravilla
y no se ha visto a tus años
barbero con más reaños
que el barbero de Sevilla.
Afeitas y eres labriego,
haces carbón y atas leña
y eres en Valdelapeña
honra del pueblo manchego.
¡Muy bien, Pepe!, tu navaja
tiene un poco de divina,
corta, pela, poda, raja,
afeita bien y descuaja
de mamones una encina.
¿Quién te jizo carbonero?
Tiene gracia, tié que vé,
tú naciste pa barbero
y te torcieron, José.

La mesa de despacho del cortijo de Valdelapeña, estubo repleta de versos de Chamizo alusivos a la gente del campo y desaparecieron cuando la guerra.

1 comentario:

Miguel Angel Morales dijo...

Qué interesante! Hacéis una labor encomiable. Os felicito.