A los Reyes d'Oriente les pío,
yo les pío una cosa mu güena:
¡Que no lloren los niños! ¡Que no!
por la curpa de nuestra torpeza;
¡que no lloren ni jagan pucheros!
por la jambre qu'azote su tierra;
¡que no lloren lo niños! ¡que no!
por la farta de delicaeza;
¡que no lloren ni jagan pucheros!
que su llanto me jierve'n las venas;
¡que no lloren los niños! ¡que no!
que se riyan con toas sus juerzas;
que na más nus jagan pucherinos
cuando quieran estrujá la teta.
Al Melchó, con su barba tan branca,
al Gaspá, a la lus de la estrella,
y a ese Rey que a mí de nuevino
me dio mieo su jeró tan negra,
a esos Reyes d'Oriente les pío
más que un ruego una desigencia:
¡Que no lloren los niños! ¡que no!
porque asina se quean sin juerza.
(Javier Feijóo. Del libro "Ocurrencias")
1 comentario:
Enhorabuena por este vuestro blog y bienvenidos al mundo blogero.
http://efjosam.blogspot.com
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